una clase agitada (libre | colectivo)

Había sido una mañana muy tranquila sin sobre saltos, se levanto de su cama, lavado la cara, vestido, hecho sus ejercicios matutinos, y luego se preparo su desayuno. Nada raro o poco inusual, tan solo una tasa de café con un par de panes tostados, como le gustan a el dorados y crujientes. Luego de esto tomo las llaves de su casa y se dispuso en camino hacia la academia vera cruz.

Aun era de mañana así que el sol no había salido aun, pero en el horizonte se podían notar las primeras estelas de luz brillante las cuales resplandecían como el aliento dragón, si es que el aliento de aquellos seres mitológicos brillara de aquella manera y con tal fulgor. Cuando hubo llegado a la academia no había ningún alma en la entrada, estaba todo tan solitario, esto le agradaba así que camino con una sonrisa segura en su rostro hacia el vestíbulo. Comenzando a vagar por la academia hasta llegar a la puerta secreta, en la cual estaban las aulas para exorcistas, Kuro, tomo la llave que le había sido entregada de manos de mephisto y abrió la puerta. Entro en aquel lugar y luego la cerro tras de si, estando ya dentro de aquel pasillo comenzó a caminar hacia el aula que le tocaba, demonológica general o eso decía aquel papel que el excéntrico director le había entregado. Una vez hallado aquel salón, el cuervo negro se dispuso a entrar y luego de esto se acomodo, sentándose de aquella manera tan extraña y relajada, utilizando el banco como respaldo inclinándolo ligeramente y colocando las piernas sobre el escritorio.

-esto esta muy aburrido... cuando vendrán los alumnos?-

Dijo y luego suspiro, para buscar entre los bolsillos de su saco su encendedor y su paquete de cigarrillos. Coloco uno en su boca y luego lo encendió dando una profunda calada al mismo. Luego de esto, retuvo el humo del cigarro, saboreándolo un poco y luego expulso el mismo por sus fosas nasales.

Aquella mañana era de los primeros días de clase, necesitaba dar buena impresión, para ello se levantó pronto. Se vistió con el uniforme de la academia, aunque la falda le venía un tanto larga, y con su guadaña la cortó, haciendo que le quedase por arriba de las rodillas. Se arregló el pelo cepillándolo una y otra vez durante cinco minutos dejándolo perfecto. Su flequillo le tapaba uno de los ojos, y eso iba a ser incómodo para prestar atención. Así que cogió una pinza y se la puse haciendo que el flequillo se tirase hacia atrás despejando su frente. ¡Ya estaba lista! Bueno, en parte. Se puso sus calcetas y se calzó. Sus tripas comenzaron a rugir, tenía hambre, por lo que se dirigió a la cafetería, que en esa hora estaba completamente llena de estudiantes. Espero su turno y cogió para desayunar un vaso de leche con cereales, una manzana, un zumo y una tostada. No, no era demasiado, ella tenía demasiada hambre, y además, comer la despertaba de ese sueño que siempre llevaba encima.

Cuándo terminó de desayunar, se limpió la boca con una servilleta y dejó su bandeja sucia en una de las papeleras de bandejas, para que alguien del servicio la limpiase y le diese de nuevo un uso para algún otro estudiante que llegase tarde a la hora del desayuno. No sabía dónde era su primera clase, así que sacó su pequeña agenda {En verdad era un móvil} y comenzó a buscar la asignatura que le tocaba a primera hora. Le tocaba demonológica general. A los cinco minutos de buscar se dió por vencida, pero intentó seguir de nuevo hasta encontrar el aula. Así que buscó el aula donde era y entró por la puerta por fin encontrándola, observando que era la primera alumna en llegar. Dirigió la mirada hacia el profesor, que estaba apoyado en la mesa. Dio los buenos días y se sentó en una de las mesas de dos personas, sacando su material y dejándolo sobre la mesa mientras se quedaba pensando en sus cosas.

Aquel día, me levanté a buena hora. Y eso era raro pues como solo dormía cuatro horas pues luego por la mañana me costaba mucho levantarme y Aura tenía que abofetearme para que me levantara y preparara para las clases. Normal que me pasara estas cosas, ¡Si me pasaba casi toda la noche leyendo doujinshis y jugando eroges! ¿Cómo no iba a estar cansada a la mañana siguiente? Pero, para mi asombro y el de Aura, ese día me levanté incluso antes que ella. Supongo que sería por un poco de nervios. Hoy sería nuestra primera clase de Demoniología General, algo que incluso me incluía a mi pues era mitad demonio, así que estaba convencida de que esa clase me iba a encantar.

Me coloqué mi uniforme escolar y me metí en el baño, para lavarme la cara y peinarme mi rizado cabello, el cual a veces costaba un montón de domar. De nuevo, me asombré cuando no me costó mucho peinármelo. Hoy sin duda debía de ser mi día de suerte, ¿no? Me levanté la camisa para doblar un poco el borde de mi falda y que de ese modo quedara un poco más corta. No es que quisiera aprovecharme, esa palabra era muy fea, pero me gustaba usar de vez en cuando mis poderes para cautivar a los profesores y que me pusieran buena nota. Ese no tenia hambre, así que pasé de ir a desayunar. Salí del cuarto, y gracias a la llave que me dio Mephisto, aparecí en el pasillo de las clases y me dirigí automáticamente a la clase de Demoniología General. Al entrar creí que llegaba muy pronto y que estaba completamente vacía, me paré en la puerta, sugetando con una mano el asa de mi mochila. Fue entonces cuando al observar mejor la estancia, vi a Aura sentada ya en su sitio y me alegré pero al girar mi mirada vi a un hombre sentado en el banco del profesor, con las piernas subidas en la mesa y fumando. ¿¡Fumando!? ¿en clase? Este hombre... ¿Era realmente profesor?

- No se debe de fumar en clase, ¿es profesor? -Le incriminé, a la vez que preguntándole si era profesor, la curiosidad también me carcomía.

Los alumnos comenzaban a llegar, o más bien dicho las alumnas puesto que hasta ahora era lo único que había llegado a aquella clase. Primeramente una chica algo callada y seria, esto le agradaba, no le gustaba mucho las personas que hablaban hasta por los codos. La muchacha le dio los buenos días al profesor y luego se dispuso a sentarse en uno de los bancos dobles del salón, sacando sus cosas, al parecer tenia ganas de comenzar aquella clase. Luego de que la muchacha tímida apareciera, otra nueva apareció, de cabello negro y mirada un tanto mas desafiante hacia con el profesor, puesto que al entrar y verle fumando se molesto con el o eso parecía ser. Kuro le miro, aun estando recargado de aquella manera tan extraña y con las piernas subidas a la mesa. Con una mirada desafiante, pero a la vez divertido le agradaban las personas con su personalidad, se dispuso a contestarle de una manera que le dejara satisfecha pero sin una mala impresión, si iba a ser el profesor debía de llevarse bien con sus alumnos.

-si soy el profesor, algún problema con ello?-

Refiriéndose a lo que fumaba y para molestarle, volvió a dar otra calada y luego de esto se sentó derecho en el asiento colocando sus brazos sobre el banco, mirando a sus alumnos y sonriendo egocéntricamente mientras exhalaba el humo del cigarrillo por sus fosas nasales. Desde que había salido de gehenna hasta ahora se podría decir que se había divertido, el mundo humano había cambiado mucho desde que salio, habían cosas nuevas, además de que el no estaba muy familiarizado con la cuidad porque había crecido en la montaña criado por sus padres, de los cuales ahora no sabia si estaban vivos o no. Continuo mirando a sus alumnas, manteniendo esa mirada prepotente y seria, mas luego tomo el cigarrillo y apagándolo en el escritorio, dejando tan solo una mancha de quemadura y una colilla se levanto del asiento y tomando la tiza comenzó a escribir su nombre. Una vez hubo terminado, el profesor se dio vuelta y sentándose sobre el banco, algo encorvado miro a sus alumnas y luego dijo.

-ya que es la primera clase no les daré nada serio, presentaros diciendo sus nombres, procedencia y decid algunos datos extra de vosotros-

Spoiler:

No sabía bien qué decir, de repente había entrado su compañera de habitación y amiga Kiyomi, y sobretodo se había encarado contra el profesor, tal vez se armaría una buena, pero viendo que de repente todo se calmaba suspiró aliviada. El profesor apagó su cigarrillo y cogía una tiza, supuso que iba a presentarse en la pizarra, y así era, él había puesto su nombre en la pizarra con letras grandes. ¿Pero es que no iba a ir ningún otro alumno el primer día de clase? En fin, más tranquilidad. Tal vez los demás no querían malgastar un día de dormir o descubrir más la academia ya que el primer día de clases más que nada son presentaciones. El profesor se dirigió a ellas, quería saber sus nombres, y/u otros datos de ellas. Nos sabía bien qué decir, pero ocultar que era una demonio era un tanto estúpido, tenía su cola sacada, sin siquiera ocultarla.

-Bueno... Yo me llamo Aura Shimizu, tengo quince años, procedo de la ciudad, me he criado con unos padres adoptivos. -Suspiró y cogió aire- No me andaré con rodeos, soy hija de Satanás, y la humana con poderes demoniacos Yuki-Onna. Mi nombre hace referencia a mi madre, y a una de las diosas del viento. Quiero convertirme en una buena exorcista, sé que mi verdadero padre es un ser despreciable, y ardo en ganas de acabar con él, por eso decidí dejar mi vida anterior y empezar una nueva en esta academia. -No sabía bien si lo que decía era lo correcto. Sabía que habían más demonios en el centro, incluso Kiyomi era una. Suspiró, esperando a que el profesor o Kiyomi dijesen algo para dejar pasar ese mal rato donde había dado su información.-

Vaya vaya vaya. Al parecer si que era un profesor. ¿En serio que lo era y no me estaba tomando el pelo? Esperaba que no. Aun así, no pude evitar pensar que los profesores de esta academia debian de ser muy distintos a los de un instituto humano normal y corriente. ¡Con solo ver al director ya se sabía que nada podía ser normal aquí! Ese Mephisto... Alcé de nuevo mi mirada rojiza para clavarla en los ojos del profesor, sin ningún apego a mostrar inferioridad por ser alumna. ¿Estaría tentandome a contestarle? No, no debía de contestarle... Por que si, era mi profesor, y quería sacar buenas notas... Supongo que esta no era la mejor forma de empezar.

- Pues que los profesores deben de dar ejemplo a los alumnos. -Dije simplemente, sin ya mirarlo, pasando por enfrente suya para llegar hasta la mesa donde se había sentado Aura y sentarme a su lado, dejando mi mochila encima de la mesa. Volví a clavar mi rojiza mirada en el profesor.. Watarigarasu-sensei~ ¿Debía de usar mis poderes con él? Siempre lo había hecho, pero había algo que me paraba con aquel hombre y no sabía bien el por que. Me pregunté entonces por que llevaría ese parche en un ojo, pero no iba a preguntarle... Al menos no hoy.

¿No iban a venir más alumnos? Bueno, tal vez algunos serían como yo y se dormirían y llegarian tarde o simplemente pasarían del primer dia ir a clases. Me daba igual. Había conseguido hacer una amiga, Aura, y teniamos muchas cosas en común así que con estar con ella me bastaba. Escuché la pregunta del profesor y suspiré, mientras me cruzaba de piernas de una forma, que sin quererlo era, sensual. Escuché la presentación de Aura, la cual ya había escuchado anteriormente. Entonces el silencio me instó a continuar yo.

- Kiyomi Okamiya, 17 años. También soy mitad humana mitad demonio. -Me presenté, mirando de nuevo al profesor y ¿por que no? Usando un poco mi poder de sucubo, puede que en un futuro a la hora de pasar de nivel me viniera bien, no debia de dejarme cabos sin atar.- Mi madre es Lilith, una sucubo, y mi padre un exorcista... Vine aquí para ser una exorcista, me encantaría ser una Doctor.

Kuro escucho atentamente a cada frase que decían sus dos encantadoras alumnas, las cuales eran ambas mitad demonio, hijas de un humano y de un ser de las tinieblas. Reclinándose en el banco, el profesor levanto su pierna izquierda y la apoyo en el escritorio, luego poso su codo en el mismo y sonrío satisfecho mientras escuchaba cada una de las palabras de ambas muchachas. Luego de que hubieran terminado el profesor, Kuro watarigarasu, se incorporo, sentándose de nuevo con la espalda algo encorvada y comenzó a reír a la par de que aplaudía. No solo eran híbridos de humano demonio, si no que además una de ellas era hija de Satán, el mismo que había corrompido su mente y corazón y el responsable de haberle despojado de su ojo derecho. Las palmas no duraron más que unos segundos, pero las risas continuaban.

-genial, y yo que pensaba que me iba a aburrir-

Dijo feliz observando a sus alumnas las cuales ahora se encontraban sentadas en el mismo banco. En verdad Kuro no esperaba encontrarse con personas, más bien seres como con los que se habían topado. El tenía la idea de que sus clases serian aburridas, típicas de tan solo dictados, copiar en cuadernos y demás. Eso no era para el, aunque tenia mucho conocimientos en los demonios, puesto que había pasado toda su adolescencia en gehenna. Luchando por sobrevivir contra duendes, naberius, demás seres que habitan en aquel reino infernal. Pero eso eran cosas del pasado, ahora era libre de todos esos predicamentos. Sonriendo ampliamente, cosa que raras veces hacia, solo cuando se encontraba muy feliz o en medio de una buena batalla miro a sus alumnas y luego les dijo, en un tono alegre.

-deberían de ocultar su olor un poco mas, se podía sentir su olor a demonio desde el umbral de la puerta-

Sonriendo se puso de pie y luego de esto se dispuso con la primera lección. Algo muy censillo para comenzar, el profesor se dirigió a una de las columnas de yeso que se encontraban en la esquina de la pared y sonriendo a medio labio dio un fuerte puñetazo contra la misma, provocando que el techo comenzara a vibrar. Una vez termino la vibración, la tapa de la ventilación cayo y del agujero de la misma se empezaron a escuchar chillidos.

-esta es su primer tarea, quiero que atrapen tantos de ellos como puedan-

De la nada, centenas de coal tar, comenzaron a salir del agujero roto de la ventilación, por su parte Kuro se sentó en el escritorio, y acostándose boca arriba en el mismo apoyo la parte trasera de su cabeza contra sus brazos y cerro sus ojos.

Mientras Kiyomi se presentaba le prestaba atención con una pequeña sonrisa que se le mostraba en el rostro. Observó como cuándo acabó ella de hablar, el profesor comenzaba a reír y a aplaudir. ¡Pero qué falta de respeto! Suspiró sin saber que decir, era un momento un tanto incómodo. ¿Qué debía de decir? No lo sabía, así que no dijo nada. El profesor decía unas cosas sin sentido. ¿Pensaba que se iba a aburrir? Para dar clase es normal que un profesor se aburra, en ocasiones claro. Tal vez pensaría antes de tiempo que Kiyomi y ella eran aburridas. ¿Sus olores? ¿Olor a demonio? Sí, ellas tenían demasiado aroma demoniaca, era natural, pero ella aún no sabía controlar eso. ¿Qué tenía que hacer? ¿Tirarse medio litro de perfume al día? Pues vaya peste...

-En fin... -Dijo, mientras devolvía la mirada al profesor.-

El profesor se dirigió a uno de los pilares de la aula, y dio un puñetazo haciendo que todo comenzase a vibrar. ¿Pero qué hacía? ¿Quería derrumbar la academia? No lo sabía, pero cayó un trozo de techo. De aquel hueco comenzaron a surgir unos cuántos Coal Tar, por no decir miles. Se levantó de la mesa un tanto sorprendida. ¡¿Cómo se suponía que tenía que atraparlos?! Era una negada para atrapar demonios, y más de esos, que son pequeños y muy rápido.-

Simplemente parpadeé ante las risas y aplausos del profesor cuando acabamos Aura y yo de presentarnos. ¿Y este tio de que iba? Encima alegaba que creía que se iba a aburrir, y no era eso lo unico ni lo mayor que me estaba cabreando de él. Estaba completamente segura de que estaba usando mis poderes demoniacios de súcubos, y ni al máximo conseguía engatusar a este profesor. ¿Que le pasaba? Sabía que habían hechizos y amuletos que evitaban que un súcubo o íncubo te cautivara, pero Watarigarasu-sensei no parecía llevar ningún amuleto de esos ni haber hecho algún hechizo. ¿Que estaba pasando? ¿Mis poderes no eran ya efectivos? ¿Seria eso? Debía de solucionar ese problema cuanto antes y asegurarme de lo que estaba pasando aquí.

- Si alguien nos enseñara a hacerlo, le aseguramos que lo hariamos, Watarigarasu-sensei~ .. Si le molesta y tanto se queja, usted podría enseñarnos, si es que sabe ~ -Lo volví a intentar, usando ese encanto propio mio, que mi maldita madre me había dejado en la herencia de mis genes, que seguro que sería lo único que recibiría en la vida de ella. Cuando vimos como el profesor daba un golpe a una columna y esta se agitaba hasta hacer un hueco me levanté de mi sitio.

- ¿Pero usted está loco o que le pasa? -Exclamé, un poco de los nervios. Sin embargo, cuando comenzaron a aparecer los Coal Tar y nos explicó la lección suspiré, como dejandome vencer, por el momento. Había algo en este hombre que no me gustaba ni un pelo.- Maldita sea... -Murmuré molesta pues no llevaba la vestimenta adecuada para ir a cazar a estos demonios que además eran muy pequeños y molestos. Recordé que mi padre me comentó que en las clases habían en el armario de atrás de normal algún que otro cazamariposas así que me acerqué allí y cogí dos, para luego volver y darle uno a Aura.- Esto está fácil. -Le aseguré y me puse a capturar a esos bichitos, dando saltitos a veces para llegar arriba, o agachandome para coger alguno travieso que iba por abajo.

El profesor continuaba con los ojos cerrados pensando en como serian las siguientes clases. Esto en vedad le divertía, aunque sus clases en su mayor parte se tratarían tan solo de clases practicas, ya que no le gustaba andar haciendo dictados ni nada de esas cosas, no eran su estilo mas bien. Continúo acostado en el escritorio, mas luego se sentó de nuevo en el escritorio y observando a sus alumnas, busco nuevamente en su abrigo su caja de cigarrillos y su encendedor. Sacando uno del paquete lo coloco en su boca y luego lo encendió, acto seguido guardo el paquete y el encendedor mientras que continuaba observando como sus alumnas saltaban como comadrejas buscando atrapar a esos escurridizos y molestos demonios, coal tar. Nunca le habían agradado, de hecho siempre había disfrutado aplastarlos con los dedos, como si fueran uvas maduras. Aunque tampoco era del tipo de personas a las cuales les agradaba maltratar a los débiles, pero estos seres en particular se ganaban su maltrato.

-sigan así que van muy bien muchachas-

Dijo sonriendo y dando una calada a su cigarrillo, saboreando el humo que entraba a sus pulmones y garganta, para luego expulsarlo por su boca. Luego de esto, se puso de pie y fue detrás del escritorio, para tomar unos frascos de vidrio, los cuales superaban la docena. Una vez hubo tomado los mismos, comenzó a caminar hacia donde estaban sus alumnas y dejos los frascos sobre los escritorios que se encontraban al lado de donde ellas estaban terminando de juntar a los coal tar. Luego de esto, tomo la silla que estaba en el banco en donde había dejado los frascos, girándola para sentarse y apoyar sus brazos sobre el respaldo de la silla. Dando otra calada al cigarrillo, para luego expulsar el humo sobre los coal tar para molestarles, miro a sus alumnas y dijo

-cuando terminen pongan los coal tar en esos frascos-

En parte además de cómo entrenamiento, el juntar a aquellos coal tar servia también para limpiar la ventilación de la academia, la cual en múltiples ocasiones se tapaba debido a la cantidad de coal tar que se juntaban en las rendijas y espacios cerrados.

Kiyomi le dio un atrapa mariposas con el que atrapar a los Coal Tar. Comenzó a atraparlos, sí, esos estúpidos seres pequeños e irritantes que no dejan de moverse demasiado rápido. Consiguió atrapar a cinco de golpe, y como el profesor les había dados dos tarros los metió dentro de ellos. Habían unos en el techo. ¡Perfecto! ¿Cómo iba a llegar hasta allí? Se subió a una de las mesas y daba pequeños saltos intentando alcanzarlos, pero lo único que eso lograba era que su falda al levarse mostrase su ropa interior. ¡Quería cogerlos! Esos malditos bichejos no la iban a vacilar de tal manera, por lo que su esfuerzo aumentó en gran tamaño. Consiguió alcanzar a ocho de golpe y rió de una manera divertida al observar como por fin había atrapado a esos estúpidos seres. Del conducto del aire salieron más Coal Tar, y eso la enfureció. Un buen rato esforzándose, y ahora por arte de magia aparecían más de esos estúpidos seres, les estaba empezando a coger asco y manía.
Los Coal Tar se colocaron sobre la zona del techo, y eso ya no era nada, podía alcanzarlos como antes. Comenzó a dar saltos de nuevo pero falló y se tropezó al apoyarse mal después de un salto y se cayó al suelo, con la mala suerte de que volteó la mesa e intentó apartarse para no ser aplastada, pero tuvo un tremendo fallo, la mesa cayó justo aplastando su blanca cola demoniaca.-

-¡Kya!~ -Dijo, mientras se retorcía de dolor en el suelo. Sentía un tremendo dolor, un dolor increiblemente fuerte, que no la podía hacer dueña de sus actos, el dolor se apoderaba de ella haciendo que no se pudiese mover.- -¡Kiyomi-chan, quítame la mesa, me está aplastando la cola!

Si, era facil atrapar a estos mini demonios, y más aun con el cazamariposas, pero no le veía ningún sentido a hacer todo esto... ¿Qué quería conseguir el profesor con matarnos a atrapar a los Coal Tar? Yo igualmente no protesté e hice mi trabajo lo mejor que sabía y podía, vamos sin darme cuenta estaba calculando cuantos Coal Tar cogía Aura para yo adelantarme y coger el doble. Y no, no lo hacía a posta pues Aura era una buena amiga, pero yo era así, competitiva y creo que nada ni nadie iba a cambiarlo.

Miré de reojo al profesor Watarigarasu, el cual se había vuelto a acomodar a sus anchas en la mesa del profesor, volviendo a encenderse otro cigarrillo. ¿Y este hombre? Madre mia, podría ser una escuela de exorcistas, pero desde luego que ese idiota de Mephisto permitia cualquier cosa en las clases. Lo mejor sería que dejara de pensar en ese odioso demonio que teniamos por director y continuara. Cogí uno de los tarros que el profesor nos dio para meter a los Coal Tar y los fui guardando ahí, todos bien juntitos. Pero algo me paró de mi faena, de repente escuché el grito de Aura y me giré rapidamente hacia ella y vi que se había caído y que una mesa estaba aplastando su blanca cola. Me dio pena, por suerte yo no poseía una cola de esas, pero si unos cuernos. Corrí hacia ella y le quité la mesa de encima de la cola, arrodillandome para levantarla poco a poco.

- ¿Te encuentras bien, Aura-chan? -Le pregunté ciertamente preocupada. Era una de las primeras amigas que habia hecho por aquí y me preocupaba, no quería perderla ni que le pasara nada.

Conseguir una nueva tarjeta para el almuerzo no debió de haberle tomado tanto tiempo como el que le tomó, pero ya estaba, Reika iba tarde a la primera clase del día. –Esto… no es justo.- Musitaba mientras subía corriendo las escaleras del edificio donde debía de tomar la clase de Demonología General. La chica estaba imaginando al profesor que le iba a tocar restándole puntos y eso hacía que se le revolviera el estomago. Ese año quería aprobar sus materias con buenas calificaciones y que le restaran puntos por algo tan trivial como llegar tarde la hería en el orgullo.

Una vez llegó a la puerta del aula, se detuvo para recobrar la compostura. Reika respiró profunda mente para calmar el ritmo de su corazón acelerado. –Bien… bien… sí. Entrarás, te disculparás y aceptarás todo lo que te diga el profesor. Y luego tomarás asiento. Sí, ese será el plan.- Imaginaba que sería una perdida de tiempo explicar el motivo de su tardanza a menos que su maestro le preguntara. La rubia extendió su diestra para alcanzar el llavín, girarlo y abrir la puerta.

-Buenos dí…- Reika no alcanzó a terminar la frase. La visión que la recibió del curso fue una que no esperaba: de buenas a primeras parecía como si dentro del salón hubiera una nube de humo oscuro flotando en su interior; pero ya luego de fijarse bien, se dio cuenta que se trataba de un copioso enjambre de coal tars que volaban en conjunto. El salón no estaba solo, había dos chicas quienes trataban de atrapar a los bichos con redes para atrapar mariposas, una de ellas acababa de ayudar a la otra ya que tenía un escritorio encima; sentado en el escritorio estaba un hombre quien seguramente era el profesor encargado de la clase. -¿Eh?- Fue el único sonido que salió de su garganta, y fue lo suficientemente alto como para que un grupo de 6 de esos pequeños demonios volaran en formación y en picada hacia su cara. Su primer instinto fue el de cerrar la puerta y agacharse, y lo hizo en el último instante, provocando que los coal tars se estrellaran contra la madera.

Reika imaginaba que había llegado en el medio de un… curioso ejercicio. Atando cabos, ya que veía a las chicas atrapando a los pequeños y escurridizos demonios, la tarea era de capturarlos. No tenía una de esas redes a la mano, y ya era suficiente el haber llegado tarde. La joven se puso manos a la obra: abrió su mochila y echó dentro a los 6 coal tars que todavía yacían en el suelo. Otro intentó pasarle por el lado a toda velocidad, pero sus reflejos fueron más rápidos y lo atrapó con su mano en pleno vuelo. El pequeño terminó dentro de la mochila también. –Necesito una de esas redes.- Se dijo, avanzando de la entrada para preguntarle a sus compañeras donde consiguieron las de ellas.

Aun sobre el escritorio, el profesor observaba como sus alumnas trataba de capturar a aquellos coal tar, los cuales se escapaban escurridizamente de sus redes. Estos demonios menores, cual plankton, siempre le habían resultado muy molestos, aunque como había dicho previamente, no le gustaba a el abusar de los débiles. Torpemente, la alumna de cabello blanco se había caído del escritorio en donde estaba para y no solo eso, si no que además su blanda cola de demonio había resultado herida. El profesor se rascaba la cabeza algo preocupado, si no atrapaban a estos simples demonios, los coal tar, como le harían para enfrentarse a duendes o peor aun a los naberius, demonios de mas alto rango los cuales pudren la carne al entablar contacto físico con tejido vivo. Mirando a sus alumnas, a la par de que daba caladas a su cigarrillo, el sensei musito diciendo, en voz alta.

-si no pueden atrapar a unos simples coal tar, no esperen que les enseñe acerca de demonios de mas alto rango-

Dijo a modo de regaño, mientras miraba algo ansioso a sus pupilas, las cuales se estaban ayudando entre si. De pronto, la puerta del salón se abrió y del umbral de la misma había salido una muchacha, la cual al parecer era otra alumna. Esto no sorprendió al sensei, lo que le sorprendió fue que al ver a sus compañeras atrapando a aquellos coal tar, ella también comenzó a hacer lo mismo, solo que en vez de utilizar una red, la muchacha utilizo su mochila para capturarles. Kuro-sensei se puso de pie y comenzó a caminar hacia donde estaba su alumna, con su cigarrillo en su boca y mirándola fijamente, como analizando cada uno de los detalles de aquella rubia, el profesor dijo contento.

-perfecto, as entendido lo que tienes que hacer, ahora por favor, ayuda a tus compañeras con esta tarea-

Luego de decir esto el sensei volvió a su escritorio y se sentó en el mismo, sentándose como los nobles japoneses del sengoku, con las piernas cruzadas y los brazos apoyados sobre sus muslos, mirando, expectante a lo que sus alumnas hacian.

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