La llegada a la academia

Hoy era el día en el que las vacaciones acaban y ella no iba a volver a su antiguo instituto, donde sufría los abusos de los alumnos de clases superiores. Llegó a la entrada de aquella academia, donde se podía contemplar un montón de alumnos antiguos y/o nuevos que llegaban a la academia. Se podía observar gente abrazándose, o gente como ella que estaba sola. Dio un pequeño suspiro pensando en que iba a ser un año duro si no hacía amistades, aunque no sería algo muy difícil con su personalidad. Observó a un hombre con unas vestimentas algo extrañas, supuso que era el director de la academia, un tal llamado Mephisto. Mephisto se metió en la academia pasando de largo de los alumnos. Sabía que entrar una de las primeras a la academia sería un tanto raro. ¿Quién serían sus compañeros de habitación? ¿A qué clase iría ella? ¿Qué clase de arma manejaría? Bueno, lo último ella ya sabía la respuesta. Usaría su guadaña sin ninguna duda, una guadaña que su madre la había dejado antes de marcharse. La guadaña ella la cuidó como si de su vida se tratase. Se sentó en uno de los escalones de la academía un tanto cansada, ya que había hecho el camino a pies. Vestía una camiseta rosa de color pastel, pero también con rasgos grisaceos. Llevaba su flequillo suelto, sin recoger con una pinza y su cabello sin gomas para recogerlo, aunque debería de haberse puesto una, hacía demasiada calor como para llevar el pelo tan largo y tan suelto. Sus ojos grisáceos relucien a la luz del Sol. Pensaba en que podría ser una molestia en los escalones, ya que podría impedir el paso, pero dejó de lado eso, si alguien necesitaba pasar, podía decirlo y ya está. Aunque ganarse un posible enemigo en la academia el primer día de clase no iba a ser buena señal...

Las vacaciones...terminaron.Eso hizo que Himari soltase un gran suspiró de pena y los que pasaban a su alrededor se la quedasen mirando ya que tenía un aura negra a su alrededor.Miraba al suelo algo deprimida, era nueva allí y ya todos parecían tener bastante tiempo ya que por supuesto se estaban abrazando y diciendo 'cuanto tiempo' tal y tal.Levantó la cabeza lentamente y observó a Mephisto, bastante conocido allí ya que era el director, iba vestido bastante raro pero eso no provocó nada en el estado de ánimo de Himari ya que siguió con su rostro rígido sin sentimiento alguno.

Miró a su alrededor, a penas hacia aire.Himari iba como siempre con su ropa normal y simple, la camisa y la falda azul.Giró la cabeza y se quedó detenidamente mirando una chica de cabellos plateados a la cuál se la veía bastante solitaria al igual que Himari.Se acercó a ella con pasos cortos lentamente mirándola fijamente a los ojos.Cuando llegó a ella la miró de pies a cabeza, tenía lo que parecía ser una cola de demonio pero eso no la extrañó demasiado a Himari por que ya había bastantes personas que eran familiares de Satanás o de algún otro demonio.-Hola.-Dijo con un pequeño tono de confianza, estaba algo nerviosa al intentar mantener un tema de conversación con una chica de mayor estatura y posiblemente mejor que ella en el arte del exorcismo.

Nadie la hacía caso, pero completamente nadie, estaba allí sola, mirando el tiempo pasar, mientras las típicas niñitas de papá la miraban un tanto rato por estar sola, y también por tener una cola de tonalidad blanca a juego con su cabello. Sí, era hija de Satanás ¿Y qué? Eso no contaba con su personalidad. Suspiraba continuamente, sabiendo que iba a ser un año difícil, si no hacía amistades, se quedaría sola como ya habían pasado antiguos años en su antiguo instituto. Pero sabía que aquí no iba a pasar eso, había mucha gente, y eso le animaba, seguro que había gente tan solitaria en esos momentos como lo estaba ella. Observó como una chica, de poca estatura, o menos que ella seguramente se le acercaba. No podía adivinar de qué raza era, pero tenía pinta de ser humana. No es que ella notase bien cuando una persona era demonio o humano, pero con la ayuda de los sentidos de su madre {Que en verdad era humana, pero con poderes demoniacos} y con los de su padre que era Satanás, podía notar un ligero aroma.

La chica se le acercó, ella le echó una mirada desafiante, había notado que la había mirado de arriba a abajo, y eso la incomodó un poco, pero acto seguido, dio una pequeña sonrisa al notar que la otra muchacha la saludaba con ese tono tan familiar. Se levantó de un salto y le hizo una pequeña reverencia en señal de agradecimiento por acercar a su lado con ella.
-Hola, buenos días... -Dijo, sin saber bien qué decir en aquel momento. -¿Eres nueva en la academia? Yo sí lo soy...

Observó detenidamente como la joven la respondió con buenas palabras.Creía que iba a ser una de esas chicas arrogantes que solamente quieren estar allí solas, como Himari iba a ser desde un principio.Pero sabía que se tendrían que ayudar mutuamente, por eso, ante esos pensamientos sacó una sonrisa a la contraria.Se alegró bastante al oír que ella también era nueva, eso la ánimo bastante a conseguir una amistad con ella ya que no estaría siempre de brazos cruzados esperando a que alguien se acercase a ella.-Yo también lo soy.-Quería saber cual era el nombre de aquella chica, era bastante linda, y parecía ser sociable, o eso es lo que Himari creía.Se puso a su lado chocando hombro contra hombro con esta y se quedó mirando como el director entraba sin decir nada a nadie, si quiera un saludo.Eso la molestó bastante ya que un director tiene que llevarse bien con sus alumnos ¿no? Bueno, en el instituto al que asistía no era así, todos los alumnos y alumnas se llevaban mal con los directores o personas de mayor rango que ellos, cada uno por sus razones.Pero Himari tenía el presentimiento que no sería así.-Ah...! Se me olvidaba.-Dijo girándose hacia ella.-Mi nombre es Himari Takakura, encantada.-Sonrió de oreja a oreja y luego se alejó un poco y la extendió la mano como forma de saludo.

Seguía con la amplia sonrisa y los ojos cerrados, tenía el presentimiento de que las dos se llevarían bastante bien según avanzase el curso.