Warum?

Había estado meditando mucho la idea acerca de ir a Japón de vacaciones, /a pesar de que las clases recién comenzaban/ pero demonio sabía, dura mil años... o al menos eso decía mi... bueno, lo decía alguien conocido, o más bien familiar. Y sí me ponía a meditar sobre eso, el nombre de Rin me llegaba a la mente. Ese pequeño mocoso estaba comenzando a causar ruido por toda la academia, constantemente metidos en problemas y no era el único. Suspiré y recordé a otra personita más que entraba dentro de mis pensamientos diarios. Es como si todos los parientes de Satanás tuvieran adjunta la palabra "Problema" justo después de su nombre.

Me recargué sobre el escritorio mientras que picaba el estofado Mephi-especial que había preparado yo mismo. Estaba enrollando el chicloso guisado de color purpura con trocitos duros y verdes cuando la puerta de mi oficina se abrió de súbito. Una furiosa mujer de edad avanzada que reconocía como profesora de entrenamiento físico (Suplente de nuestro extravagante profesor) apareció echa una maraña de ira. La miré con asombro y después sonreí.

- Tashibanaki-sensei -crucé mis dedos, ella preparaba la mejor jalea que cualquier lugar pudiera ofrecer.

- Pheles-sam, no la tolero... no ha llegado a mi clase porque estaba durmiendo -gritó señalando a la puerta. Yo me asomé y no veía a nadie.

- Tashibanaki-sensei, debería calmarse... Sí "el alumno" -soné con un poco de sarcasmo pues no veía a nadie más dentro de la habitación-, causa problemas llévelo a las aulas de suspensión temporal...

- Es que ella es un demonio escurridizo -susurró como si fuera un secreto y los pequeños ojos azules de la profesora parecían querersele salir de las cuencas. Hubiera sido un espectáculo único y terminé por sonreír y afirmé.

- Ya veo... ya veo... -giré mi asiento para ver el exterior-. Entonces encárguese usted misma de cuidarla -anuncíe y volví a girarme para encontrar una mirada asesina en la rechoncha exorcista.

- Usted no comprende, Pheles-san -iba a volver a gritar la profesora cuando la callé educamente con una paleta. A pesar de que yo seguía en mi escritorio. Me recargué del respaldo.

- Hagamos esto, usted me traé un poco de Jalea y yo vigilaré el castigo para la alumna... -sonreí, y la mujer que degustaba la paleta de limón que había puesto en su boca me miró con ira-. ¿Es un trato?

La rechoncheta mujer se dio la vuelta para salir de la oficina. Y si mis adivinaciones no me fallaban estaba seguro que iba a aparecer por esa puerta...

....

Tachinabaki-sensei salió de la oficina del director y miró con furia a la rubia que había (literalmente) arrastrado hasta la dirección.

- El director Mephisto se hará cargo de ti... Shimizu-san -escupió casi con odio la mujer mientras que desaparecía en zancadas por el pasillo.

- Adelante... -resonó la cantarina voz del director desde el interior de la gran oficina.

Ese día ella se estaba llenando de problemas. Enserio, más levantarse ya la estaba armando. Bueno, culpa de ella también era, se había dedicado a molestar a todo profesor que veía pasar por el lado de ella, como por ejemplo poner zancadillas y ese tipo de cosas que pueden sacar de quicio a cualquier persona. La verdad, molestar a los profesores, sí, esos profesores que con la mirada te intimidaban, que te daban temor preguntarle cualquier cosa. A los que la trataban educadamente les sonreía. Pero a esos bastardos... Ni agua les daba en su hecho de muerte.

Estaba en los exteriores de la academía, bueno, estaba cerca de la academía, le tocaba una clase, pero pff... Qué vagueza tenía Aura como para ir a una clase aburrida, la cual tenía una profesora mandona, gritona y encima rechoncha. Maldita sea, si un día explotase lo llenaría todo de grasa. Se mordió el labio mientras miraba hacia un lado imaginándose ese hecho y soltó una pequeña carcajada mientras cerraba los ojos.

Se recostó en uno de los escalones de la academia, arriesgándose a que algún miembro del profesorado, o incluso el director la pillasen dándole el mayor castigo de su vida. Aunque eso en verdad a ella no le importaba ni lo más mínimo. Se escaparía del castigo con facilidad.
Se quedó dormida, mientras ponía una pequeña cara donde podía mostrarse toda la inocencia que no mostraba cuándo estaba dormida.

Pero justo cuándo acabó la clase de tal profesora gritona, algo se le acercó a ella y se acercó a su oído gritándole de tal manera que parecían ladridos de perro, por no decir otra cosa... Era su profesora, sí, la profesora gritona que siempre la miraba mal, y la verdad, ella pensaba que era por el hecho de tener una cola.

- ¡¿Te crees que son horas de dormir?! ¡A dormir por las noches! - Dijo la profesora algo mosqueada. La verdad es que ella tenía razón para estar enfadada, Aura se había saltado sus clases.

- Tashibanaki-sensei, estas no son maneras para despertar a alguien... Me podría haber dado un paro cardiaco o algo~ ¿Dormir por la noche? La noche está para disfrutar~ ¿Usted no disfruta con su pareja? Ah, joder, si es verdad... Que no tiene, perdón.

- Tsk... Maldita criatura del mal. En mis asuntos personales no te metas. - La cogió de la oreja, como si de una niña pequeña se tratase y tiró de ella llevándola al despacho del director. Parecía como si la arrastrase, ya que Aura no quería ir.

- ¡Mierda! Tashibanaki-sensei, ¿me lleva al despacho del director? No moleste al pobre hombre que ya hace mucho aguantando al profesorado que es como usted...

La profesora no respondió, Aura suspiró. La profesora la dejó a un lado, y entró al despacho. El director Mephisto y ella estuvieron hablando un buen rato, bueno, en verdad fue poco. Ella esperaba afuera, quería echar a correr. Pero si la pillaban luego sería peor. La profesora salió y la miró de tal manera que a Aura le entró un escalofrío, pero en verdad le hizo una pequeña burla a esa profesora, hizo con sus manos un tipo de pistola y "la disparó". Cuándo escuchó que el director la invitaba a pasar, entró, refunfuñando, era como un ser incomprendido.

- Buenos días... Lamento que Tashibanaki-sensei le haga "cuidarme" Que sí, que me vas a dar una de esas charlitas que me sé ya de memoria... Ahórrate el tiempo, enserio.

Me quité el saco blanco justo después de que la profesora se hubo ido. Y me dedicaba a cortar algunas hojas salientes del unico ser vivo que había cuidado después de mi: Pancake, un pequeño bonsai que me regalaron los profesores cuando recién había ingresado a la academia, de eso hacía muchos pero muchos años.

Escuché los ligeros pasos dentro de la habitación mientras que yo cortaba las ramitas del viejo árbol en miniatura.

Buenos días... Lamento que Tashibanaki-sensei le haga "cuidarme" Que sí, que me vas a dar una de esas charlitas que me sé ya de memoria... Ahórrate el tiempo, enserio.

Shimizu... por las sagradas llamas del inframundo, de todos los estudiantes que había en la escuela tenia que ser ella. Suspiré y la miré de reojo, solo en dos ocasiones nos habíamos visto las caras: Cuando ingreso a la academia y después en la presentación que daba clase por clase, de ahí en fuera ella no me había visto, pero yo claro que la había estado espiando, digo vigilando muy de cerca. Era una de las pocas hijas de Satanas que había aventado al mundo y dejado. Vaya que papi-satán tenía gustos bastante extraños, se encaprichaba con pequeños escandalozos como Rin Okumura y dejaba por un lado a pequeñas escandalozas de carácter voluble como lo eran Aura. Me giré, arremangando las mangas de la camisa blanca.

- Shimizu-san... por hoy cambiaremos la estrategia -avisé terminando de acomodar a Pancake en una esquina de mi escritorio. Amaba ese bonsai-. Hoy no diré una de "esas charlitas" que todos TODOS nos sabemos de memoria -sonreí con algo de camareria, había pasado el suficiente tiempo como director que había hecho todo un guión de "charlas" para alumnos de todo tipo. Pero con el paso de tiempo había cambiado la estrategia. Caminé con gracia por la oficina.

- Qué te parece sí hoy... tú eres la director... -y me posé detrás de ella mientras le colocaba el sombrero y la capa blanca que había sacado de la nada-. Y yo... soy el alumno bocazas que le dijo "sapo parado" la semana pasada a la profesora Tashinabaki -aunque era un insulto muy ingenioso /y bastante acertado/ no era cosa de risa.

Terminé por sentarme en la silla de invitados señalando la silla que me pertenecía a mí.

Ese hombre en cierta manera le daba miedo, escalofríos... Dios santo... ¿Qué tipo más raro era, no? Suspiró y miró hacia un lado, mientras él de reojo la miraba. Ella sabía bien que él la miraba, pero no quería armar más follones, y más con el director de la academia.

Él comenzó a caminar con gracia por la oficina. En verdad le daba risa la forma de comportarse de Mephisto, su director... Pero evitó las ganas de reír, eso no sería nada cortés.

Hoy no diré una de "esas charlitas" que todos TODOS nos sabemos de memoria. / Qué te parece sí hoy... tú eres la director... / Y yo... soy el alumno bocazas que le dijo "sapo parado" la semana pasada a la profesora Tashinabaki

Eso fue lo que él la dijo.

En verdad lo de sapo parado le hizo gracia, y soltó una pequeña risotada. Suspiró y miró hacia un lado. ¿Ella ser una directora? ¿Pero qué dice? ¿Está loco ese Mephisto Pheles o qué? En fin... Era otro loco más en este asqueroso y terminal planeta lleno de catástrofes.

Él la colocó su sombrero y capa blanca. Sí, él no iba en broma, y aquello la dejó un tanto aturdida, confusa, sin saber qué decir ni qué hacer. ¿Cómo se comportaba un director? ¿Cómo debía de hablarle a un estudiante maleducado? Tuvo una idea, se comportaría como si lo de "sapo parado" no fuese nada. Tal vez el juego de Mephisto sería que Aura le diese un castigo malo, y ese castigo sería para ella. Sí, seguro que era eso.

Se sentó en la silla del director, todavía caliente, ya que antes había estado Mephisto sentado. Suspiró y lo miró. Sonrió malévolamente y se mordió el labio.

- Bueno... Si es lo que quieres director... Bueno, mejor digo "Estudiante"... Llamárle Sapo Parado a Tashinabaki-sensei no es tan malo... No te daré ningún castigo ~

La verdad, era que le hacía gracia aquella situación, lo miraba con una mirada desafiante, esperando una respuesta que no fuese típica en él, en verdad, ahora su meta era sacarle de quicio a su querido director Mephisto.

- Bueno... Si es lo que quieres director... Bueno, mejor digo "Estudiante"... Llamárle Sapo Parado a Tashinabaki-sensei no es tan malo... No te daré ningún castigo ~

Afirmé, me parecía de lo más lógico y coloqué mis pies sobre la mesa.

- En ese caso no habrá problema con que le llamé a usted: La que trae la muerte -y mi sonrisa se volvió ciertamente macabra. Deslicé mi cuerpo contra el respaldo del asiento y esté quedó parado en dos patas-. Digo... sí no le molesta que insulte a alguien que esta bajo su resguardo y dentro de la nomina tampoco le debe importar que le llamé de aquel modo...

Espié las reacciones de mi rubia "nee-chan". Después de todo... era una pariente lejana, sonreí. Tenía ciertas facciones que me llamaban mucho la atención, sobre todo sus ojos eran de un gris bastante interesante casi como el color de la ceniza y su cabello era una maravilla, seguramente a Amaimon le iba fascinar conocerla, pero por el momento.

De un golpe, hice que la patas delanteras de la sillas golpearan contra el suelo forrado de la alfombra roja y me puse de pie en un brinco. Y un profesor entró a la dirección, sonreí mientras caminaba hacía una pared donde aguardaba un espejo.

- Pheles-sensei, ¿Cómo va a ser la distribución de roles esta semana para el cuidado de la puerta principal? -preguntó angustiado y yo me hundí en hombros.

- No es mi problema, ahí esta el director, hoy soy... un estudiante-dee su... -canturrié, y mi subordinado me miró desconcertado, un poco dudativo se acercó hasta la albina.

- ¿Sensei? la distribución de roles... -masculló entregando un bonche de papeles a la fémina sentada en mi asiento.

- La que trae la muerte... ese es su nombre -le advertí a mi subordinado, y éste abrió los ojos regresando a la demonio.

De pronto llegaron tres personas más, era la profesora de Arias y dos estudiantes. Caminé a paso grácil hasta un alargado divan donde me recosté.

- ¡Mephisto! Hay un par de Naberius que están atacando la zona norte de la ciudad... nos han llamado para exterminar pero no podemos intervenir porqué es la zona de conflicto y... dijo desesperada la sensei y yo moví la mano dandole la espalda.

-. No es mi problema... debo dormir... que se encargue "la que trae la muerte" es la nueva directora -sususrré bostezand-. Ahora si me permiten....

- Maldito... -escuché que gruñó la mujer, y de soslayo espié que se giraba violentamente hacia la menor y golpeaba el escritorio-. ¿Qué hacemos maldita sea?! -gritó y pronto entro otra persona más. Era Gasse, mi "mensajero".

- ¿Y el señor Mephisto? Llegó una carta urgente del vaticano -por su tono de voz sentía que estaba a nada del llanto. Moví la mano desde el divan sin inmutarme a girar.

- No me incumbe, soy un estudiante que toma una siesta, ahí esta la directora... -señalé a la fémina que era atacada por todos los ojos que esperaban una respuesta.

Le había dado en su punto débil, el significado de verdad de su nombre. Puso las manos sobre el escritorio de un golpe y lo miró echando chispas, ese cabrón se iba a enterar de lo que pasaba si se enfadaba Aura.

Pero de repente, un montón de gente comenzaba a entrar, uno a uno, cada uno con un problema, uno tenía no se qué problema de unas distrubuciones de roles de la semana, pero Mephisto seguía con el juego, vale, puede que eso no fuese tan difícil.

Pero más tarde, mejor dicho, a los segundos sin que ella pudiese responder entró una profesora con dos estudiantes, tenía un problema con los Naberius. Mephisto de nuevo se hizo "el sordo" y la mujer, pero nada, como si se conociesen de toda la vida, toda la confianza del mundo... Se acercó a Aura Shimizu y golpeó el escritorio exigiendo una respuesta para el problema.

Estaba comenzando a cabrearse de verdad, si no paraban de exigirle soluciones a sus problemas la cosa se iba a poner muy mal... Pero de repente, entró otro, que hablaba sobre una carta del vaticano. Sí, del famoso vaticano. Mephisto citó que iba a darse una pequeña siesta, que "la que trae la muerte" se encargaría de todos.

Todos comenzaban a rodearla y gritarla, ya no podía soportarlo más, si no les contestaba de malas maneras no podría desahogarse.

- ¡Ya está bien, coño! Siento mi forma de hablar, pero es que me están mareando. Resolved vuestro problema sólos. Joder. ¿Dependéis de alguien? Siempre molestando... Sólo os diré una cosa, como os quedéis como si nada, y me exijáis más de nuevo, aquí la gente va a salir herida, es un aviso.

Pero ellos siguieron ignorándola y gritándole. Comenzó a irritarse, y miró a Mephisto con una mirada tan psicópata, que con tan sólo mirarla se podría alguien ponerse a llorar.

- ¡Mierdas ya, Mephisto, haz algo! No te quedes ahí como un pasmado y diles algo...

- ¡Ya está bien, coño! Siento mi forma de hablar, pero es que me están mareando. Resolved vuestro problema sólos. Joder. ¿Dependéis de alguien? Siempre molestando... Sólo os diré una cosa, como os quedéis como si nada, y me exijáis más de nuevo, aquí la gente va a salir herida, es un aviso.

¡Iank! Error. Jamás les hables así a tus maestros... a diferencia de con los alumnos, cuando un profesor se dirigí a mí, tiene toda la plena confianza de mandarme al diablo (literalmente) saben que no me molesta en lo absoluto, pero sí discutes con un alumno tienen que contenerse, ahora era el caso de Aura... ella estaba tan exasperada que había destapado las furias de mis profesores.

Ella me quería desesperar a mí, pero aquí la fastidiada fue ella, y de forma automática con un solo movimiento, me senté. Miré todo el circo que se armaba y entro Tanaka con mi té. O la delicia de los infiernos, además llevaba postre. Tomé la taza servida y el pastel "demon" (pan de chocolate con relleno de chocolate y glaseado de chocolate blanco).

- ¡Mierdas ya, Mephisto, haz algo! No te quedes ahí como un pasmado y diles algo...

Sonreí con sorna y di un sorbo a mi té. Los profesores estaban a nada de asesinar a la pobre mujer y por detrás una gran explosión sonó, al parecer los Naberius querían entrar a la academia, y como no había nadie de guardia la cosa se ponía peor.

Suspiré. Y caminé hasta mi "nee-chan", al parecer se había convertido en mi favorita.

Me pasee detrás de ella y dediqué una mirada a los que estaban armando todo el barullo en mi oficina.

- Manda al profesor Negaus que él se encargue de los Naberius y que lleve de refuerzos a Yukio, éste podrá hablar con el líder de la zona de conflicto ese chico tiene buen don de la palabra pero procuren que Rin no se enteré o querrá arreglar todo a la fuerza bruta, en cuanto a los roles que sigan igual que la semana pasada, pongan alerta amarilla para que los estudiantes estén atentos y llamen a la compañia de gas, al parecer una fuga de este ocasiono esa explosión, de paso marquen a la tienda de dangos y díganles que manden una orden para mí... -hablé de forma calmada mientras cortaba una rebanada del pastel y mi taza de té pendulaba en el aire.

Todos se quedaron callados y parpadearon ligeramente sorprendidos, al no escuchar sonido les miré sobre mi hombro y corrieron.

- Por cierto... Gasse -el chico escualido se giró aún con la carta del vaticano en la mano sin saber a quien entregarla-. Eso es una bomba, sí el Vaticano hubiera querido comunicarse marca por telefono o manda a uno de sus propios mensajeros... ¿Qué no escuchan el 'tic-tac-tic-tac-tic-tac' -yo seguí tarareando volviendo a comer mientras que el menor como todos salían de la oficina, así como entraron. Caminé de espaldas hasta que tope con el borde del escritorio, ahora podía ver a mi estudiante.

- ¿Gustas té, Aura-chan? -pregunté de forma suave volviendo a beber-. Un sobrenombre no es agradable... como tampoco lo es desobligarte de tus deberes... -mascullé mientras comía-. Imagina que yo hiciera eso todos los días... -solté el pastel y el té para extender los brazos en forma dramática- ¡Imagina el caos que se avecinaría! -regresé a ella-. Tus acciones, mi querida Aura, pueden traer el caos... por algo el destino te puso aquí... y aquí debes seguir... -me volví a sentar sobre el escritorio comiendo el pastel.

Estaba ahogada en un mar de problemas. Bueno, los problemas que sus profesores le decían que ELLA tenía que solucionar, ya no sabía qué hacer, quería desaparecer, huir, largarse, pirarse... Sí, vamos, que quería dejar de lado todo eso y volverse a ir a dormir a las escaleras que era un lugar muy refrescante.

Miraba extasiada a Mephisto, sus ojos se pusieron un tanto llorosos, pero no porque estaba triste o algo por el estilo, ni siquiera estaba rendida, tan sólo tenía rabia, y por no mandarles a todos a su lecho de muerte se mordió el labio rabiosa. Mephisto de tan sólo una vez hablada mandó sus tareas a todos los profesores que necesitaban respustas.

Todo los profesores se marcharon enseguida, es más, se marcharon corriendo, parecían un tanto "sorprendidos". Aura Shimizu suspiró y miró hacia un lado, mientras hinchaba sus mofletes con el fin de no soltarle alguna barbaridad a su director, al cual tenía unas ganas terribles de coger su pastel y restregárselo por la cara y acompañando esa situación con una pequeña risotada macabra.

Él la ofreció té, la verdad, le agradaba el té, también la relajaba un poco, tal vez necesitaba eso en esos momentos. Así que afirmó a la pregunta de su director Mephisto Pheles. Suspiró nuevamente y lo miraba con una mirada muy expresiva de odio.

Un sobrenombre no es agradable... como tampoco lo es desobligarte de tus deberes... -mascullé mientras comía-. Imagina que yo hiciera eso todos los días... -solté el pastel y el té para extender los brazos en forma dramática- ¡Imagina el caos que se avecinaría! -regresé a ella-. Tus acciones, mi querida Aura, pueden traer el caos... por algo el destino te puso aquí... y aquí debes seguir... -me volví a sentar sobre el escritorio comiendo el pastel.

Eso la reventó en lo más hondo de su pecho. En pocas palabras le dijo que su conducta no era la correcta. ¡PERO ELLA ERA ASÍ, NADIE LA IBA A CAMBIAR! Además, ahora estaba de moda que los chicos se enamorasen de las chicas rebeldes. Aunque eso a ella no le importaba, ella era así de naturaleza. Aunque ciertamente tenía sus épocas dónde estudiaba muchos... Bueno, mejor dicho... En la época de examenes finales.

- Veamos... Mephisto... -Lo llamó por su nombre, no le iba a llamar de nuevo director- Yo soy así, nadie va a conseguir cambiarme... Y menos tú, un director un tanto ridículo...

- Bueno... el hecho de que sigas a aquí y me sigas llamando Mephisto y no algún apodo ridículo como el que le das a tus profesores significa que estas cambiando...

- Tsk... -Sólo pudo decir eso, ese maldito la vacilaba en toda regla... ¿Pero de qué iba? Ella perfectamente podía ponerle un apodo, pero no merecía la pena.

-Ya que sí fueras igual al Aura-chan que entró a mi oficina hace media hora... ya te hubieras ido diciendo algo como Maldito de cabello parabolico o... alguna cosa similar

Ella sabía perfectamente que él la estaba tentando a sacar su furia, pero ella se quería reprimir, no quería echarlo todo a perder por pelearse con un director mal de la cabeza y que la echasen de la academia.

Rindete, Aura... lo hago por tu bien...

Eso fue lo que más le molestó/incordió/enfurió. Dio una pequeña risotada, y al ver como él le había ofrecido pastel esbozó una sonrisa más grande. Sí, lo iba a hacer, esparcirle el pastel por la cara sería jodidamente divertido. Cogió el pastel y rápidamente se lo aplastó a Mephisto por la cara. Iba esparciéndolo mientras tarareaba una pequeña canción relajante.

Se separó de él y con una gran sonrisa se relamió un dedo.
- ¡Fin Mephisto! ¿Te gustó la "crema" que te eché en la cara?

...
....
.....

Respiré hondo. Un poco de pastel cayó de mi rostro al escritorio y suspiré. No era la clase de demonio que creía que Aura era. Por el contrario eché una suave risa mientras pasaba mi lengua por los labios manchados.

- La piel le da cierto sabor especial... en cuanto a ti... serías una candidata perfecta para ser mi compañera, eres tan infantil como yo, inclusive creo que más... en ti confirmo aquella acusación de que las rubias son tontas... -saqué un pañuelo de mi camisa y por primera vez desde que usaba aquel artefacto lo utilicé.

Limpié mi cara que se batía más en vez de limpiarse. Le di una mirada a Aura. No me mortificaría en enseñarle a la niña ésta el bien y el mal. Tenía mejores cosas que hacer por supuesto.

- Lo lograste, Shimizu. Nadie más confía en ti. Me quedaba un poco de esperanza que recapacitaras y cambiaras aunque fuera un poco tu forma de ser pero... -sonreí con verdadera soberbia-, espero que tus habilidades sean los suficientemente buenas como para salir adelante tú sola de lo contrarió la soledad te va acabar... -informé y me puse de pie. Quité la mascada rosado de mi cuello y caminé hacía la puerta del armario. Saqué de mi bolsillo una llave la cual introduje en la herradura.

- Por favor, siéntate por allá y no hagas ruido. Te sacaría de aquí pero realmente debo mantenerte vigilada para no hacer enojar más a la profesora -comuniqué y entré al armario del que salí cambiado en menos de un segundo. Ahora usaba el mismo traje pero versión negro con un pañuelo azul para el cuello.

Limpié el escritorio y saqué algunos papeles. Después de encontrar en Aura mi Waterloo, debía ponerme a trabajar. Era ligeramente frustrante ver que Satanas había ganado un potencial peón de éste lado del mundo. Aunque de ser así... el juego se pondría más interesante.

Parecía que su director Mephisto Pheles se había enfadado. Lo había conseguido, hacerle enfadar, en la academia se comentaba que era muy difícil hacerle enfadar. Suspiró. No sabía bien qué decir en una situación como la que estaba sucediendo.

- Lo lograste, Shimizu. Nadie más confía en ti. Me quedaba un poco de esperanza que recapacitaras y cambiaras aunque fuera un poco tu forma de ser pero... -sonreí con verdadera soberbia-, espero que tus habilidades sean los suficientemente buenas como para salir adelante tú sola de lo contrarió la soledad te va acabar...

Se mordió el labio inferior un tanto ofendida. Escuchó cómo él le daba el permiso para largarse de su escritorio y sentarse en algún asiento de su despacho, ya que no podía salir para no darle más problemas a su profesora. Estaba un tanto harta de que todos la tratasen como si de una niña pequeña se tratase. Dios santo, ella sólo era así porque había sido criada así, no se puede cambiar a una persona así porque sí.

Él se metió en su armario y en un abrir y cerrar de ojos salió vestido, con un atuendo parecido pero de color negro. Cuándo se sentó en su silla detrás de la mesa lo miró con una mirada diferente de las miradas desafiantes que ella ponía.

- Yo no necesito a nadie para seguir adelante... Nunca tuve a nadie a mi lado, tampoco hace falta que la tenga ahora... -Dijo, mientras se levanta del asiento y se dirigía hacia la puerta para marcharse- Ciertamente... Mi vida es típica de una película de ficción... Chica hija de un demonio todo poderoso es hija de una relación que ni quiere saber cómo paso entre ese demonio y su madre medio humana. La madre se distanció de ella, es más, la abandonó, ella se cría con una familia adoptiva que por fuera se ven todos muy simpáticos, pero que por dentro nunca la trataron bien. Todo eso ella lleva a que esa chica lleve una mala conducta, y lo más bueno que piensa hacer es irse a una academia de exorcistas para hacerse más fuerte y llegar a derrotar a ese demonio el cúal es su padre, ya que al fin y al cabo es el culpable de todo...

- Sí... Si le vendo mi historia a alguien harían una buena película.

Huí de casa a la mínima posibilidad y creí que podría yo solo... y mírame... llevo una eternidad del mismo modo... Después de años de sufrir me di cuenta que siempre necesitas a alguien... aunque sea para hacer sufrir o que te haga sufrir esa persona... pero siempre es necesario de otro... Ningún ser es una isla en si mismo, ni siquiera el propio Satanas aguanta la soledad...

Aura suspiró y movió su cola de demonio de lado a lado. Era la primera vez en el día que la movía, normalmente no paraba de moverla, pero en casos como esos prefería estarse quieta ella y su colita para no armar más escándalo.

Cierto, nadie soporta la soledad, pero Aura estaba en una edad en la que supuestamente no necesita a nadie, ella puede vivir sóla perfectamente sin nadie que la trate ni la cuide. Ella es feliz viendo la tele o leyendo. En pocas palabras, es la típica chica que va de dura diciendo que no necesita a nadie, y puede que sea verdad, pero siempre va a agradecer la compañía de alguien.

- Mephisto... -Dijo, mientras se giraba cara a él- Todos los del profesorado creen que soy un caso perdido... Pero nadie sabe como soy yo realmente, y cuándo digo nadie, no podéis opinar sobre mi comportamiento. Tal vez mi comportamiento sea para desahogarme, es mi única salida de sacar todo el odio que llevo dentro... Créeme, prefiero hacer "trastadas infantiles" a volverme completamente loca y hacer daño a mis compañeros y amigos... Pero hey, si para todos soy una molestia, expulsarme. No me hace falta ser una aprendiz de M-I-E-R-D-A para poder derrotar a Satanás.

Se iba acercando a él, hasta tal punto de apoyarse en la mesa y tirarle todos los papeles al suelo para finalmente poner sus rostros a centímetros de distancia.

- ¿Te crees que si yo no quisiera esta academia ya no existiría? Cuándo quiera puedo descontrolarme con tan sólo pensar en lo que me ha pasado y... ¡BUM! -Dijo, entre unas pequeñas risotadas- Todo sería un mar de sangre... Peeerooo... No quiero que eso pase, y tú tampoco quieres Mephisto. ¿O me equivoco?

---
Trad: Miene Kleine: Mi pequeña, mi cosita, mi niña.

- ¿Qué te hace suponer, Meine Kleine, vamos imaginar que yo te iba permitir estropear mi juego? Sino se lo permití a mi padre... ¿Por qué te lo iba permitir a ti?

Sin saber cómo ella estaba bajo de él sobre su escritorio. Él la miraba, ella lo miraba, ambos se miraban. El contacto visual se estaba aumentando cada vez más. Dio una pequeña risa nerviosa sin darse cuenta y se mordió el labio simulando pensar.

- Um... No sé qué clase de depravado mental eres Mephisto... Tampoco entiendo del todo de qué va "tu juego" Peeerooo... Lo romperé si me da la gana... Y si no te importa, por favor, aparta, me molestas para levantarme y largarme al exterior de la academia.

Hablaba con seguridad, en verdad, ella sabía que Mephisto no la atacaría, no le veía capaz, pero hey, nunca te puedes fíar ni de tu propia sombra.

- No me fastidies, Aura.

Ciertamente, eso la hizo gracia, y soltó otra pequeña risotada. Ciertamente, tan sólo le provocaba a sofocarse y enfadarse más por su conducta. ¿Qué más daba ya? Ahora su meta ahí era hacerle enfadar a ese director tan extraño que todos admiraban.

- Mephisto. Sinceramente... ¿Qué pensaría la gente si entra y nos ve así? No sé... Ya sabes... Un sensei puede venir... -Su intención ahora era apartarlo de sobre ella- ¡Ah, sí! Si me ofreces otro pastel, te lo volveré a tirar a la cara... ¿Me das otro pastel, Mephisto? -También pretendía sacarlo de quicio, ciertamente era divertido todo aquello. Aunque ella no pensaba en las consequencias que luego pasarían.

User:

- Soy un demonio Aura. Pero a diferencia de vos. Yo soy un demonio completo, de madre y padre, de los dos agarraditos de la mano

- Tsk...


Eso la dolió sinceramente. Era como si le restregase en sus propias narices, cara y ser que él tal vez se había críado con sus padres. Aunque también confesó el ser un demonio, lo cual ella sospechaba, pero tan sólo era una de sus sospechas estúpidas.

- Vaya... ¿Ahora insistes en que me vaya Mephisto? Muy bien, lo haré sin pensármelo dos veces... Cíertamente, aquí huele ya a demonio encerrado. -Sonrió de medio lado y comenzó a caminar hacia la puerta.

Abrió la puerta y se quedó quieta por unos segundos. La verdad era que le gustaba hacer sus idas triunfales, con minutos de detención. Se quedó allí quieta, de una manera pensativa, y a los dos minutos, mientras movía su cala demoniaca de color blanco salió, dando un ligero portazo.

Caminaba por los pasillos triunfante, había conseguido salir, y en verdad, no recibió un castigo del todo severo, es más, más que sufrir por un castigo se divirtió bastante con todo aquello.

- Buah... Ese Mephisto Pheles no es tan genial como dicen todos... Sé que él en el fondo podría llegar a ser un demonio peligroso, y ciertamente, siento una grandísima curiosidad de descubrir su verdadera personalidad...

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Al escuchar aquello suspiré, regresé mi mirada a los documentos. Dandome cuenta que había empezado a rayonear la propuesta de presupuesto para la nueva torre de trofeos: La torre Mephistos. Gruñí molesto, esperando que la pequeña demonio se fuera de una buena vez. Sin embargo, siguió mascullando y balbuceando cualquier cosa.

Le miré confundido al momento en que se detenía en seco en la puerta. Se quedó ahí por varios segundos hasta que salió. Suspiré aliviado.

Había ganado ella de cierta forma. Era más problemática que cualquier otra. Inclusive hasta sospecho que era una buena infiltrada, y me preguntaba ¿Cómo rayos la había aceptado en la academia? Reí ante mis pensamientos.

Ahora tendría mi atención puesta en ella... definitivamente algo divertido iba a salir, ya que aquella rubia había triunfado donde muchos habían fallado...

Saqué de mi cajón unas lunetas y las regué en mi escritorio comenzando a separarlas por colores... apenas y con eso lograría distraerme...

- ¿Te diviertes, hermano? -apareció Amon.

- Mucho... mucho... -

Fin del post.

Uss: